Altoandino 2012

 

 

Si bien en ene-feb de este 2012 con el grupo META ya habíamos iniciado una escalada hacia los viajes internacionales (nos fuimos en plan de netas vacaciones a Brasil), encaramos por vez primera una travesía que nos llevaría a conocer lugares espectaculares en dos países vecinos.

El plan era, luego de un largo enlace Buenos Aires-Jujuy, salir hacia el Estado Plurinacional de Bolivia por La Quiaca-Villazón, yendo a conocer el Salar de Uyuni. De allí con rumbo sudoeste pasar a la República de Chile por el paso Cajón hacia San Pedro de Atacama, conocer su salar, zona de géiseres, etc., y luego reingresar al país por el paso de Jama, visitar las Salinas Grandes de Jujuy y las típicas poblaciones de la Quebrada de Humahuaca. Finalmente regreso a Buenos Aires. Abajo el mapa del recorrido.

 

  

           

 

Salimos el viernes 13 JUL al mediodía FLOYD (Oscar y sobrino Federico) en la X-Terra negra, UY YU YUY (Leandro y flía) en la SW4 gris y GCI 4X4 (Raúl y flía) en el archifamoso tractor amarillo, rumbo al primer pernocte en este hotel en Colonia Dora, Sgo del Estero.

 

 

Pic nic de mediodía del día 14 en una arboleda rumbo al norte. De los cinco que compartiríamos la aventura, los HORA4WD (Horacio y flía) había salido ya unos días antes para pasar unos días en la zona de Fiambalá y alrededores y LEO (Leonardo y esposa) debió salir un poco más tarde que nosotros por razones laborales. Nos encontraríamos todos esa noche en Jujuy.

 

 

Y ya estamos todos juntos en el alojamiento de San Salvador de Jujuy. Pegamos las calcos en las puertas de las camionetas. A la izquierda y de perfil se ve la SW4 de Horacio y en el extremo derecho de frente la Cherokee negra de Leonardo.

 

 

Hostal Ricon del Valle en la capital de Jujuy. Una casona antigua muy agradable y pintoresca que llenamos todo el grupo.

 

 

Primer cena todos juntos, de las muchas que compartiríamos después. Empezando desde la derecha hacia atrás: Patricia, Leonardo, Elda, Gaby, Leandro, los niños Ciro y Mauro, al fondo Santiago, luego Facundo, Horacio, Romina, Federico y Oscar. Falto yo (Raúl), detrás de la cámara.

 

Arrancamos muy temprano pues nos esperaba un día largo hasta la localidad de Uyuni en Bolivia, al borde del salar homónimo. Había una especie de neblina bastante densa al entrar a la Quebrada de Humahuaca. Foto viajando a orillas del Río Grande.

 

 

El día se fue despejando y a la entrada de Tilcara ya había pleno sol.

 

 

Por las callecitas de la hermosa Tilcara.

 

 

Seguimos hacia el norte rumbo a La Quiaca, con permanente aparecer de notables colores y paisajes.

 

 

 

 

Leonardo, Elda y la Chero.

 

 

La Quiaca. Facundo en la peatonal.

 

 

Iglesia de La Quiaca.

 

 

Finalmente llegamos al paso fronterizo. Allí se complicó lo planeado pues perdimos un poco más de tres horas de trámites no tan complicados como lentos pues había una sola persona en cada oficina y mucha gente para pasar. Y menos mal que teníamos todos los papeles requeridos pues si no perdíamos todo el día. Leandro, Ciro y Facundo a orillas del río La Quiaca que hace de límite natural.

 

 

Calle de entrada a Villazón, mirando hacia la argentina. Imposible evitar una caminata por el lugar con el consiguiente aumento en la “suma de tiempos” diría Leandro.

 

 

Saliendo de la ciudad en seguida llegamos al Puesto de Control Matancillas, donde pagamos el correspondiente peaje. Desde allí arrancamos con rumbo a la localidad de Tupiza, y luego Atocha con destino final la ciudad de Uyuni. En los GPS veíamos como el camino nos llevaba en permanente  y sostenido ascenso.

 

 

A poco de salir de Villazón pasamos por Suipacha, caserío cerca del cual a fines de 1810 el Ejército Argentino obtuvo el primer triunfo de las armas nacionales contra los realistas. Me hubiese gustado sacar una foto, pero la verdad es que ya íbamos apremiados por el tiempo así es que no fue posible parar.

 

 

Tunel en la montaña cerca de Tupiza.

 

 

Llegando a Tupiza. Al salir de la ciudad comenzaron las complicaciones de navegación pues era bastante confusa la salida hacia Uyuni, sin equivocarse y tomar el camino que lleva a Potosí u otros que salen hacia el oeste.

 

 

Al salir a la tierra experimentamos repentinamente una vez mas el efecto de la altura en la presión de la cubiertas: todos teníamos cerca de 45 lbs de presión y era como andar en un carro, así es que paramos y pusimos todos alrededor de 30 lbs.

 

 

Siguieron los problemas de navegación. Chequeando lo que teníamos de Mapear, de Bolmap y de Viajeros en principio parecía que cruzando el río Tupiza tomaríamos la carretera 21 que iba a Uyuni.

 

 

El trayecto por el río parecía por momentos transitado, así es que le dimos para adelante buscando la carretera 21.

 

 

Salimos del río y subimos a un camino que poco a poco se fue angostando y ensanchando nuestras dudas, hasta que un paisano nos confirmó que ese camino no solo no era la carretera 21 sino que no se juntaba con la misma en ningún momento.

 

 

Ipso facto Uy yu yuy y Horacio agarraron literalmente a campo traviesa hacia el río para volver lo antes posible.

 

 

Floyd bajando al río.

 

 

Volviendo a todo vapor. La Chero de Leo levantando agua.

 

 

 

Vamos que se viene la nocheeeee!!!!!!

 

 

Ya no quedaba mucho de luz cuando salimos del río y nos subimos al camino que ahora sí nos llevaría por la 21 hacia Uyuni. No dejaríamos de ascender por camino de cornisa nocturna hasta pasar holgadamente los 4.000 mts de altura, llegando a destino cerca de las 23:00 hs.

 

Pasamos por este trozo (perdón…) de piedra que suscitó algunos comentarios.

 

 

 

Finalmente llegamos bien a Uyuni (3.700 msnm) como a las 22 hs. Un espectáculo aparte fue guardar las chatas en el garage. El señor del hotel que nos abrió la puerta nos dijo que apenas si entrarían tres camionetas. Imagínenlo con la boca abierta cuando Leandro Uy yu yuy lo ignoró por completo, empezó a correr algunas cosas que había y hacernos maniobrar a todos hasta que entraron la cinco chatas (y creo que entraba una mas también…). Inolvidable la cara del tipo como lo miraba a Leandro dirigir la maniobra rápida y a los gritos, como si siempre hubiera acomodado autos allí.

A la mañana en el garage hacía esta temperatura.

 

 

 

  

Pasillo interior del hotel Jardines de Uyuni. Muy agradable y bien puesto el lugar. Las camas contaban con unas frazadas eléctricas que dieron muy buen resultado y que extrañaríamos en los días subsiguientes.

 

 

Postales de Uyuni. Como casi todo lo que pudimos ver en el país, lugar de profundos contrastes.

 

 

Extraño pero elocuente monumento. Las placas no aclaran bien a que se refiere.

 

 

La Toyo de Leandro frente a la estación de tren.

 

 

Como durante el fin de semana se acaba el combustible en la ciudad, las colas para cargar el lunes a la mañana empiezan muy temprano. Allí estuvimos, con el frío a pesar del sol. Esta fila corresponde solo a la nafta, la del gasoil estaba del otro lado. Para colmo vienen las Land Cruiser 6 cilindros que como único vehículo “que lo soporta” según los lugareños, se usa para los recorridos turísticos de la zona y cargan no solo los tanques sino también los 2 o 3 tremendos tambores que llevan sobre el techo. También los taxis, camiones, etc. Y hubo que comerse la espera nomás pues nosotros debíamos cargar sin falta ya teníamos por delante muchos km hasta San Pedro de Atacama (Chile) próximo lugar de reportaje. La carga empezó como a las 13.

 

 

Cementerio de trenes de Uyuni. Atractivo turístico generado a partir de que en una época la ciudad fue un centro ferroviario importante.

 

 

 

 

Facundo y Ciro con unas holandesas muy amigables. Gaby. Santiago y Mauro en el tobogán.

 

 

 

Feria de artesanías a la salida del pueblo de Colchani, al borde del salar.

 

 

Nuevo hotel de sal en construcción a la entrada al salar.

 

 

Entrada al salar de Uyuni. El monolito recuerda un accidente en el medio del salar donde fallecieron 13 personas en un choque entre dos camionetas que trasladaban turistas. Murieron incineradas por el combustible extra que llevaban.

 

 

El trabajo con la sal que vimos a la entrada era todo manual. Imagino que en otro lado se trabajará con maquinaria.

 

 

Arrancamos a atravesar el salar con rumbo noroeste hacia el hotel de sal, al pie del volcán Tunupa (5.300 mts).

 

 

Almuerzo de campaña en medio del salar. Entre los comestibles hay varios que no son de los mas recomendables para el tema de la altura, pero para ese tiempo ya estábamos con cierto nivel de aclimatación y con las medicaciones correspondientes, mate de coca, etc.

 

 

 

 

 

Las chicas de la travesía.

 

 

 

Dos chicas con fuerza y dos con buen equilibrio.

 

UYUNI

 

META

 

Todos juntos.

 

 

Arrancamos de nuevo hacia el volcán Tunupa.

 

 

Leandro en la inmensidad.

 

 

 

Al frente está el Tunupa. La navegación nos daba que el hotel estaba como a 45 km hacia delante y empezamos a dudar donde estábamos pues nos parecía que la montaña estaba mucho más cerca que eso y que el hotel entonces debía de estar al menos del otro lado. Sin duda nos engañaba visualmente la falta de referencias.

 

Saliendo del salar por su extremo norte, en las faldas del Tunupa.

 

 

 Calle del Cantón Jirira, pequeño poblado al borde del salar y al pie del volcán Tunupa.

 

 

Federico en la plaza y frente a la iglesia de Jirira.

 

 

Pasamos relativamente cerca del cráter del volcán. Se veían muy claramente estas dos curiosas formaciones con forma de pirámide, una de color rojo y la otra de color negro.

 

 

Uno de los momentos s notables del viaje. Cuando salíamos del poblado de Jirira y ascendíamos un poquito por la ladera rumbo al hotel de sal, justo en el momento en que el sol se sentaba a ver como iban llegando las sombras desde atrás del volcán, aparecieron entre el salar, los cerros lejanos y el cielo, una suerte de distintas tonalidades de rosados, azules y celestes que nos dejaron mirando pasmados y con la boca abierta. A pesar de la calidad de las cámaras y la habilidad de los fotógrafos, les aseguro que fue imposible captar la grandiosidad de toda esa belleza.

 

Finalmente llegamos al hotel de sal Taika enTahua. Noten la puerta de la habitación hecha con la corteza interior de cardones.

 

 

 

El comedor a la hora de la cena. Un gran fogón central y un ambiente muy agradable.

 

 

Frente del hotel. Está completamente construido con bloques de sal, con techo de maderas y paja.

 

 

Desayuno en el comedor, con mesas y asientos de bloques de sal, menos la nuestra que nos prepararon para estar todos juntos. Los pasajeros éramos todos extranjeros y algunos como los de la mesa de la izquierda (holandeses) ya acusaban los efectos de la altura (estábamos casi a 4.000 msnm). Nos seguiríamos encontrando más adelante durante la travesía, comprobando que realmente algunos turistas europeos por momentos la pasaron mal con este tema.

 

 

Saliendo del hotel hacia el salar.

 

 

Para el reingreso al salar había que traspasar esta especie de río de agua salada. Horacio haciendo punta ya había comprobado que era transitable. Ahí va Leandro.

 

 

Detrás venimos Leonardo, Oscar y yo. Al fondo arriba a la derecha se ve el hotel de sal.

 

 

De nuevo transitando el salar, ahora con rumbo sur hacia la Isla Incahuasi que se ve directamente al frente, aproximadamente en el centro geográfico del mismo. La superficie aquí es mas rugosa y las huellas están menos marcadas. Adelante van las dos Toyota, despues la Cherokee, la X-terra negra y nosotros.

 

 

Complejo Isla Incahuasi   "Casa del Inca"

A una altitud de 3.680 msnm,  el area esta conformada principalmente por rocas de origen volcanico y su evolucion esta estrechamente relacionada a la zona volcanica central de los Andes.  Las especies de flora y fauna mas llamativas  son los cactus gigantes y la vizcacha.

 

Nos encontramos con varias Land Cruiser con turistas.

 

 

Mauro Uy yu yuy entre los cactus milenarios.

"Gozar del silencio de la naturaleza" es una de las sugerencias cuando uno llega a este lugar.

 

 

Salimos de Incahuasi con rumbo sudeste hacia Colcha K, y al final del salar propiamente dicho la superficie se puso bastante blanda y pesada (hubo que poner la doble baja) hasta subir a un camino que permitía la salida.

 

 

  Finalmente dejamos la zona muy blanda y húmeda para subirnos a un camino consolidado que nos sacaría del salar propiamente dicho.

 

 

Empezamos a ascender lentamente hacia una zona de desierto. Cerca de los 4.000 msnm a pesar del sol del mediodía todo se mantiene congelado. A orillas del camino se ven llamas y guanacos que te miran pasar así como nosotros vemos vacas y caballos en nuestra pampa.

 

 

Ejército de Bolivia. Regimiento de Infantería 27 “Antofagasta”. Realmente hay que tener vocación para cumplir servicio en esos lugares.

 

 

Población de Mañica, probablemente donde habitan las familias de cuartel. Estaba muy bueno el triciclo celeste biplaza.

 

 

San Juan. Una de las poblaciones mas grandes de la zona. En todas lo primero que aparece es el cementerio, siempre muy coloridos con predominio de colores azules y celestes.

 

 

Luego de las poblaciones salimos de nuevo en ascenso al desierto y después entramos al salar de Chiguana. A lo lejos veíamos algo al principio extraño, de formas en general demasiado regulares para las soledades por donde andábamos. Al final era un tren de vagones al que fuimos dejando atrás, pero al acercarnos a la vía encontramos a este otro.

 

 

El tren va desde Uyuni hacia Chile bordeando todos los salares de la zona. Leo fotografiando con el celular.

 

 

A los quince minutos apareció el primero que habíamos visto. Impresionante movimiento en medio de la nada. Con la vías y terraplenes perfectamente mantenidos como se puede ver.

 

 

Y ya que habíamos parado a ver los trenes y antes de cruzar las vías para continuar, a sugerencia de Oscar nos quedamos ahí nomás para una comida de campaña. Atrás al fondo detrás de la Chero aparece el volcán Ollague (4814 mts) que está justo sobre el límite Bolivia-Chile.

 

 

Ciro Uy yu yuy haciendo arar la sal al autito a control remoto el cual mantenía el rendimiento a pesar de la falta de oxigeno jaja.

 

 

Para seguir había que cruzar la vía, acentuando el rumbo sur hacia la próxima parada, el  Hotel del Desierto.

 

 

Atrás iban quedando la paz la quietud y la inmensidad de los salares. Paramos a mirar y fotografiar por última vez.

 

 

Volvíamos a subir, de a poco pero sostenido, con un camino que se iba poniendo cada vez peor.

 

 

Pasamos muy cerca del volcán Callejón (5.879 mts) que mostraba fumarolas bien consistentes. Evidentemente nos acercábamos a la zona de géiseres que teníamos en la ruta. Nos preguntábamos qué habrá debajo nuestro si eso se ve allá arriba tan cerca.

 

 

Ibamos con rumbo a la Laguna Hedionda, y les aseguro que por un camino the same way, cortado, con mucha piedra suelta, etc.

 

 

 

Seguíamos subiendo.

 

 

Laguna Cañapa, de camino a la Hedionda.

 

Acceso a la Hedionda. Un cartel cerca del refugio asegura solo 5 km/h de viento.

 

 

Está ubicada en un valle bastante cerrado y en cuyas aguas crecen las algas de que se alimentan los flamencos rosados. El ambiente calmo por momentos favorece que se sienta el olor de algún tipo de fermentación en el lugar, lo que le da el nombre a la laguna.

 

 

………………………….

 

Saliendo con rumbo al Hotel del Desierto. La Terra de Oscar, La Chero de Leo y el tractor amarillo.

 

 

El corto trecho entre las dos lagunas había mejorado un poco, pero después de la Hedionda se hizo mucho mas transitado (excursiones que vienen de Chile) y mas destruido. Debajo de la arena muy blanda había el siempre presente serrucho o piedras sueltas de cualquier tamaño.

 

 

Zona de trepada angosta con derrumbes y laja suelta.

 

 

 

Trepa la Toyo de HORA4WD.

 

 

No se aprecia pero la huella de abajo estaba tan mala que era preferible ir bastante inclinado por la ladera (incluso pasando de una a otra) haciendo una huella nueva.

La verdad es que saltamos bastante en este trayecto entre las piedras, los huellones, el serrucho y el apuro por que no se nos haga de noche.

 

 

Y por fin apareció detrás de una colina el hotel en el corazon del Desierto de Siloli.  

El agua proviene de un manantial del desierto.   Cuenta con energia solar para calefaccion y sistema sanitario.

El hotel es un proyecto comunitario construido con 25.452 bloques de piedra .  Participaron 15 familias durante 12 meses.

 

 

Vista desde el otro lado con los últimos resplandores amarillentos del terreno y rosados y celestes del cielo del atardecer a 4.700 msnm. Realmente está en el desierto. No hay nada en los alrededores. No obstante me sorprendieron los coirones (o payún en nuestro sur mendocino) habida cuenta de que no es común la vegetación a tanta altura.

 

 

Repostaje de noche a gran altura muy cansados y muy sucios. Era hora de cargar el combustible de reserva pues no hay nada entre Uyuni que habíamos dejado hace dos días y San Pedro de Atacama al cual debíamos llegar mañana a la noche.

 

 

La habitación me sorprendió por lo alta y amplia, lo cual sumado a las paredes de piedra, el generador que se apaga a las diez (o sea la calefacción y la luz) acentuaron lo “fresco” que se pone a la noche en estos lugares tan altos y secos. No obstante estaba todo bastante bien puesto teniendo en cuenta las circunstancias.

 

 

Desayuno a la mañana siguiente. Caras de cansancio, pero al menos estábamos en general muy bien, excepto Federico Floyd al que le cayeron mal unos fideos demasiado picantes para nosotros que nos habían servido como cena. El resto de los pasajeros (todos turistas europeos) estaban en un 80% directamente destruidos por el mal de altura. Algunos no se podían ni levantar y así todo se les demoraba a sus guías. Lo que pasa es que si es difícil andar a esa altura, mucho más lo es arrancar luego que el cuerpo baja aún más su ritmo por la noche.

 

 

Como les decía hizo frío esa noche. Nosotros no lo tuvimos en la habitación (algunos si como Floyd que por algún lado le entraba aire helado a la pieza). Dormí con todas las baterías (linterna, cámara, etc.) dentro de la cama porque el frío te las mata y no había energía para cargarlas.

 

 

Cuando estábamos por salir apareció un trabajador del hotel desesperado por ayuda pues unos 10 km antes de llegar al hotel había pinchado y no tenía auxilio. Traía personal de servicio y elementos para el establecimiento. Él era el conductor (a qué hora habrá salido y de donde) y me pidió que lo llevara con una cámara para tratar de arreglar la rueda. Llegamos, lo ayudamos pero (obviamente) le fue imposible desarmar semejante cubierta. Allí quedó esperando a los primeros turistas que pasaran para pedirles un auxilio. Me sorprendió la angustia que tenía por no poder cumplir. También la imprevisión de andar por esos caminos sin auxilio y con las ruedas en el estado que se ve.

 

 

El resto de los META ya me estaban esperando, así es que para no “sumar tiempos” desde temprano allá vengo con el tractor amarillo a todo gas para reincorporarme a la caravana.

 

 

Al final de día debíamos estar en San Pedro de Atacama (Chile) y había muchas cosas por ver, por lo que salimos de nuevo al arenal desértico. Estuvimos un rato por radio elucubrando el misterio infinito de la formación del serrucho, que INVARIABLEMENTE SIEMPRE ES PERPENDICULAR AL SENTIDO DE MARCHA. Es increíble, pero en el 90% de este viaje hubo serrucho y siempre lo tuvimos así. Tanto en la huella como a campo traviesa. Aquí no llueve nunca o sea que no cuenta la pendiente y el agua. Si fuese el viento no sería tan sólido y duro. En fin, un misterio que nos dejó perplejos y con juego en los maxilares.   

 

 

Apareció una formación terrosa extraña en el desierto, donde crecía un musgo verde brillante y raro llamado llareta. De repente apareció entre las piedras (círculo) una vizcacha! fauna sorprendente a los 4.500 msnm...

 

 

De pronto llegamos al “Árbol de Piedra”. Pareciera una toma de aire como la que tiene la flecha de plata de Leandro Uy yu yuy. Como si el desierto tomara aire por allí para expulsarlo bestialmente en los géiseres que encontraríamos un poco más adelante.

 

 

Romina HORA4WD y Gaby Uy yu yuy en el Árbol de Piedra. Es otra formación extraña, del mismo tipo de material que vimos dentro del cráter del volcán Galán, en Salta-Catamarca, Argentina. No entendimos esa especie de desierto arado que se ve detrás.

 

 

A partir de allí el camino mejoró notablemente y pronto llegamos a la Laguna Colorada, punto de ingreso a la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa.  Buenísimo el cartel de “estacionamiento”, con todo un desierto para hacerlo jaja.

 

 

Espectaculares colores en la laguna colorada. El rojo (y parte azul) muy marcado del agua contrastaba con el blanco mezcla de salino, agua congelada y una especie de “espuma” blanca, con los coirones, la piedra negra y también los flamencos, llamas y guanacos, etc.

 

 

Familia GCI hacia el otro lado de la laguna, donde al fondo se ven los refugios y la entrada a la reserva.

 

 

Salimos hacia los géiseres, yo me había quedado un poquito atrás sacando fotos y viendo el paisaje, así es que como el camino estaba muy bueno le di un poquito de gas para recuperar.

 

 

Y ocurrió una de las cosas que podían pasar. Venía como a 80 km/h y llegué así a una curva y contracurva en bajada. Entre que venía en simple, la chata cargada, la calle lisa, dura y con arenilla resultó que derrapé un poquito lo suficiente para golpear una piedra al borde del camino con lo que reventé una preciosa cubierta (que todavía al escribir este relato no pude reemplazar). Nunca había cambiado una cubierta a 5.000 mnsm.: es preferible la típica del día que llueve y vas a trabajar jaja. Resumen del incidente: el problema no fue la velocidad sino ir en simple ya que cuando intenté corregir no lo hizo y derrapó. O sea: SIEMPRE CON LA DOBLE COLOCADA EN ESTOS CASOS.

 

 

Menos mal que Uy yu yuy se volvió por las dudas pues cuando intenté levantar la chata con el crique original se rompió la ridícula “T” que tiene el bastón metálico para accionarlo. Usamos el tipo botella de Leandro (próxima compra). Zona de géiseres Sol de Mañana”. Lo que se ve en primer plano a la derecha es hielo. Unos metros s allá todo hierve. Increíble.

 

Pileta con un líquido espeso tipo flan cocinándose pero color gris plomo. Bullía de una forma que daba miedo.

 

 

 

La Terra de Oscarcito Floyd al borde de un lavado al vapor.

 

Espectacular

 

 Gaby Uy yu yuy y Patricia GCI en medio de los cráteres hirvientes.

 

Foto “chistosa” de Leandro Uy yu yuy.

 

 

Este salía con una fuerza impresionante y con sonido similar al de una pava silbadora. Realmente daba impresión por lo que uno se imaginaba estaba pisando o pasando por arriba con el vehículo. Lo ideal en esta zona es alojarse en los refugios de la Laguna Colorada y estar aquí a la madrugada en donde la mayor diferencia térmica y contraste de luz acentúa lo espectacular de las emanaciones de gases.

 

Oscar oxigenándose un poco. Habíamos estado caminando entre los géiseres a 5.000 msnm, y eso se siente…

 

 

Establecimiento industrial para la fabricación de ácido bórico a 5.000 msnm. Es s grande de lo que parece y trabajan un buen número de personas. En la foto se ve desde los cables de una antena de HF, una montaña de residuos industriales, una gaviota andina (especie que vive ahí, nada que ver con el mar) y ominosas fumarolas en la cima de la montaña en el fondo.

 

 

Aduana boliviana en Hito Cajones, que está ubicada dentro del predio industrial. La empresa la sostiene con todos los servicios (lo único de la Aduana es el personal). Oscar saliendo de hacer los trámites.

 

Inmediata comprensión de cómo el seleccionado boliviano de fútbol nos metió seis goles en la era Maradona. Cancha reglamentaria a esa altura. Y quien juega por esos lares? Se arman incluso campeonatos con el personal de la fábrica y de Aduana. Nosotros solo podíamos caminar como en The Walking Dead jaja!!

 

Termas de Polques, a 4.400 msnm. Se llena de turistas en especial europeos traídos desde Chile y desde Bolivia en las alocadas Land Cruiser.

 

El asunto del turismo Land Cruiser es un tema bastante notable en esos lugares. En la zona de Uyuni hay cerca de 500 camionetas que se dedican nada más que a esto. Las compran 0km o con muy poco uso en los grandes centros urbanos del país, las usan (destruyen) durante tres años y luego las venden a los campesinos locales. Son todas nafteras pues dicen que las “petroleras” tienen problemas con el congelamiento del combustible (con los que tuvimos oportunidad de charlar no conocían que existieran anticongelantes y/o aditivos para distintas funciones con el gasoil), por lo tanto las gasoleras son bastante más baratas en Bolivia.

 

Seguimos adelante y aparecían paisajes de formas y colores increíbles. Adelante se ve la silueta de la SW4 de Lean Uy yu yuy

 

Lugar evidente de abra (lugar mas alto, o donde se empieza a bajar luego de ir en permanente ascenso) del lugar. Debíamos estar cercanos a los 4.800 msnm.

 

 

Seguimos adelante y llegamos a la Laguna Blanca. Almuerzo de campaña en unas construcciones destruidas donde encontramos un reparo al sol del viento frío de esas alturas.

 

Otra vista del pic nic. A mi espalda con vista como desde un balcón teníamos la laguna blanca, y detrás al fondo de la foto ya se ve el volcán Licancabur (5.914 mts), detrás del cual está nuestro próximo destino San Pedro de Atacama (Chile).

 

Al pie del Licancabur la Laguna Verde. Las chicas en las camionetas (falta Elda).

 

Majestuoso Lincancabur

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Leonardo y su Chero yéndose de la Laguna Verde.

 

 

Oficina de migracionede Bolivia, construcción absolutamente sola en medio de la nada.

 

 

Unos metros s adelante salimos de Bolivia para entrar en Chile. Inmediatamente el camino pasó a ser un consolidado muy bueno.

 

 

Y un poco más adelante nomás llegamos al asfalto. En el cruce tomamos a la derecha hacia Chile (a la izquierda se va para Argentina). 

 

Transitando por la impecable carretera chilena empezamos un pronunciado y permanente descenso por el cual se baja desde los 4.700 msnm a los 2.500 en unos 50 km hasta San Pedro de Atacama, nuestro próximo destino al cual llegamos al anochecer y, como todo final de jornada en este viaje, bastante cansados pero muy contentos y satisfechos con las experiencias vividas.

 

A la mañana siguiente nos levantamos bien temprano para caminar por las callecitas de la muy pintoresca San Pedro. Casi todas las construcciones de la zona turística (es decir, casi todo el centro del pueblo) son casas bajas hechas de adobe con techo de madera y paja.

 

Oscar y Federico. Las puertas abiertas color celeste atrás a la izquierda corresponden a unos de los tantos restaurantes de la ciudad, donde disfrutamos de comida excelente y atención de lo mejor.

 

Ciudad cosmopolita, meca del turismo en la zona norte de Chile, con tránsito de extranjeros en cantidad comparable a Torres del Paine en el extremo sur del país.

 

Características puertas en ochava de los negocios. Todas las puertitas que se ven en las calles son negocios de distinto tipo: restaurantes, artículos regionales, alojamientos y hasta mercaditos y quioscos. Hay que asomarse para ver de qué se trata.

 

Romina lamentándose que la botica está cerrada jaja.

 

La city de San Pedro, ejemplo típico de una ciudad asumidamente turística. En nuestro país en esta calle no habría actividad comercial alguna.

 

Familia Uy yuy yuy en pleno.

 

Oscar Floyd en una de las hermosas esquinas del paseo peatonal (calle Caracoles).

 

Camino a buscar combustible por un laberinto de calles muy angostas con muros de adobe que adentro encierran de lo más variado: desde hoteles y restaurantes de altísimo nivel hasta humildes casas de habitantes locales.

 

Después de almorzar salimos para el Valle de la Luna, zona cercana a la ciudad caracterizada por la presencia de distintas conformaciones geológicas particulares para observar.

 

Entrada al sector de la Caverna de Sal.

 

Entrada a la caverna propiamente dicha. Es una mezcla de tierra con cristales de sal con forma de gemas formados a partir de las inmensas presiones sufridas por las diferentes capas geológicas superpuestas en su momento y que después, hace millones de años, surgieron a la superficie. Los guardaparques recomendaron ir con linternas.

 

El lugar por momentos era verdaderamente claustrofóbico. Había que transitar en cuatro patas y con cuidado de no cabecear las salientes rasposas de la roca. La linterna era tan necesaria como no lo eran los lentes de sol que no me había sacado jaja!

 

En las profundidades de la caverna había dos que estaban muy cómodos y no tenían demasiados problemas con la estrechez de espacio (Ciro y Oscar).

 

Horacio y Romina ya cerca de la salida.

 

La salida tampoco era simple y garantizaba un áspero porrazo en caso de una mala maniobra. En primer plano Facundo, Patricia y más arriba Federico.

 

La salida desde arriba. Santiago y Horacio HORA4WD adelante.

 

Los hermanos Maro y Ciro Uy yu yuy volviendo de la caverna por la parte superior de las formaciones de sal.

 

Tramo final del regreso. Federico, Oscar, Leonardo, Romina y Elda, Gaby, Mauro, Santiago (a la derecha), Leandro, Horacio y Ciro.

 

Luego de la Caverna de Sal seguimos por los caminos internos del Valle y llegamos a una zona con distintas formaciones. Una de ellas la Gran Duna, aquí a espaldas de Patricia. Para llegar había que caminar en subida un trecho considerable, lo cual sumado al solazo del mediodía y a que estábamos a casi 3.500 msnm hizo que nos costara bastante disfrutar de la imponente vista entre los afanosos jadeos por conseguir aire en los pulmones.  

 

Federico. Al fondo en el centro de la foto se ve El Anfiteatro. Las excursiones hacen quedar a los turistas a ver el atardecer contra el mismo que nos decían es muy lindo. Nosotros preferimos aprovechar la luz para ir a ver otros lugares.

 

Gaby, Mauro y Federico volviendo de la parte más lejana del complejo geológico. Los senderos que ve ven en la cresta del cerro de atrás eran muy angostos y en esta foto comprobamos por qué nos daba vértigo cuando los transitábamos…

 

Entre los distintos compuestos del terreno y sus notables y diferentes texturas y colores apareció este guardaparque (terrible guardabosque si tuviera hijas…) con aspecto recio y conocedor que nos aconsejaba apurarnos para “no sumar tiempos” y poder ver todo lo que teníamos previsto para hoy.

 

Seguimos andando hacia adentro del parque y pasamos cerca del anfiteatro.

 

Formación llamada “Las Tres Marías”. De derecha a izquierda la tercera  fue derrumbada (según los lugareños) por un turista que se subió encima a pesar que se avisa que está prohibido.

 

Había indicadas otras figuras pero no las pudimos individualizar. Vimos vestigios de antiguas explotaciones de sal, recorrimos un poco más el lugar hasta que en un momento decidimos darlo por conocido y nos encaminamos hacia el próximo punto.

 

Yendo hacia la salida del Valle de la Luna.

 

Arrancamos hacia el sur y llegamos a la Laguna Cejas, la cual se caracteriza por su extraordinario nivel de salinidad lo cual permite al cuerpo flotar sin necesidad de nadar o hacer ningún movimiento. Se armó el “almuerzo-merienda” con todos los chiches como siempre.

 

Entre el madrugón, las caminatas del Valle de la Luna y anexos, la comida, y el solcito que amodorraba, Leandro Uy yu yuy y yo nos pegamos una siestita reparadora. A falta de sombrero y de un árbol en hectáreas a la redonda tuve que dormir “a la sombra del bidón”.

 

Mientras algunos recuperábamos otros ponían los pies en la salmuera. Romina, Gaby y Ciro.

 

Cuando llegamos nosotros no había nadie, pero a cierta hora de la tarde empezaron a aparecer vehículos y el lugar se llenó de gente. Buenísimo camión “ad hoc” para el turismo por estos lugares.

 

Algunos se bañaban como en una pileta. A pesar de la advertencia un turista local se zambulló de cabeza solo para salir aullando con gran ardor en las mucosas (ojos, nariz y labios). Es tanta la sal que la piel de las piernas nomás te quedan como cartón.

 

De allí seguimos hacia el sur por el medio del Salar del Atacama buscando las lagunas Tebenquiche y Chaxa. Como se ve el camino es duro y áspero, aunque pareciera que en algún momento del año tiene agua o humedad como para que se formen las huellas que se aprecian en la foto.

 

Ojos de tebenquiche: En realidad son un par de pozos de agua muy extraños en uno de los lugares más secos del planeta. Están alineados en sentido este-oeste, separados por unos doscientos metros. Al parecer son muy profundos, con el agua muy quieta.

 

Aparecieron coreografías “al reflejo”.

 

Gaby y Mauro.

 

Parece escucharse “manteniéndose vivo” desde abajo del agua.

 

Patricia al derecho.

 

Oscar al revés.

 

De allí seguimos un poco más adelante hacia el sur del salar en busca de la laguna Chaxa. Cuando llegamos ya se nos iba la luz pero no nos perdimos de mucho dado que era similar a la primera laguna que habíamos visitado al entrar al salar.

 

Los pilotos y sus bólidos en pleno Salar de Atacama.

 

Volvimos a San Pedro y antes de cenar nos dimos una vuelta por la Iglesia de la ciudad, uno de los puntos turísticos de visita obligatoria de la misma.

 

Es muy reconocida por su antigüedad y belleza arquitectónica acorde a la época de su construcción. Es realmente muy bonita y se encuentra muy bien mantenida.

 

A la mañana siguiente salimos con rumbo NO hacia el géiser Tatio.

 

Apenas dejamos la ciudad empezamos a subir de manera pronunciada hacia las montañas. Apareció el camino congelado.

 

Otra vez aparecieron los volcanes con ominosas fumarolas en sus alturas, de nuevo a pensar qué habrá bajo nuestros pies en la ladera que estamos pisando si allá arriba hay eso….

 

También vimos grupos de guanacos y llamas y se espantaban a nuestro paso. Es notable como pueden correr entre esas lajas sueltas que conforman el piso.

 

No dejábamos de subir y todavía faltaba.

 

Finalmente y habiendo superado holgadamente los 4.000 msnm aparecieron los géiseres. Según nos dijeron (al igual que en el caso del géiser Sol de Mañana) el horario ideal para verlo es a la salida del sol por el contraste térmico y de luz.  

 

A esa altura de la travesía no estábamos para madrugar (o casi no dormir) y después tratar de aprovechar el día, así es que lo disfrutamos perfectamente bien de todas maneras a media mañana.

 

Vista general del lugar.

 

 

Romina y Santiago HORA4WD. Cada uno de los surgentes tenía su propia arquitectura de formas y colores.

 

 

Lea y los chicos al frente de uno que está tranquilo por un momento.

 

Facundo y Ciro esperando que “explote”.

 

“….y si de repente empezaba a surgir Oscar???” Betty no te deja entrar más a casa jajaaa!!!

 

Flía HORA4WD. Romi tomándole la temperatura al Geiser.

 

Es este surgente los sedimentos formaron una montañita con colores notables.

 

Primera foto de una buenísima secuencia de una salida repentina de agua a presión.

Ibamos pasando casi sin prestar atención y de pronto.

 

Segunda foto.

 

Tercera foto.

 

Pozo que burbujeaba a pulsaciones una especie de flan de chocolate a medio cocinar.

 

Gaby tratando de descubrir un nuevo sistema de alisado de cabello “sin pila ni cable

ni piedra” jaja.

 

Otra formación muy rara y espectacular.

 

Víctor Heredia diría que “América no crece a la luz del sol…”. Facundo con trozo de

hielo que se rompió con la forma de Sudamérica.

 

En el mismo lugar se encuentra este piletón de aguas termales, en el cual se están

construyendo vestuarios y otras comodidades. Aprovechamos para la comida del

mediodía.

 

En seguida fueron al agua los más acuáticos y termales.

 

Gaviotas andinas. Se acercaban a comer pedacitos de pan que les tirábamos.

Increíble como vuelan manejándose tan bien con tan poco aire para sustentarse.

 

Al ratito nomás ya estaban todos en el agua. Al fondo hacia atrás donde está Oscar

desemboca un hilo de agua caliente, pero también justo allí abajo en el fondo había una

surgente de agua súper caliente que casi quemaba.

 

Leandro pegando un sticker del Grupo META4X4 en una ventana dedicada a eso en

el sector de guardaparques.

 

Cuando ya salíamos apareció un hermoso zorrito a despedirnos. Se acercó a comer

unas galletitas que le alcanzamos. Hermoso animal, con un pelaje espectacular. 

 

Volviendo de bajada, un mirador del profundo valle allá abajo.

 

Después de bajar hasta San Pedro, pasamos por allí y nos dirigimos hacia el paso de

Jama, otra vez a subir sin prisa y sin pausa la gran bajada que habíamos hecho al

venir desde Bolivia. El volcán Licancabur nos saluda hasta una próxima vez.

 

La subida otra vez hasta los 4.700 msnm fue lenta y la luz se nos fue yendo de a poco. Apareció de nuevo el frío en serio, ya sin el sol que la ablandara. Ya de noche llegamos al Paso de Jama. Pasamos la Aduana y no sin la típica anécdota del mal sabor que te dejan algunos empleados públicos argentinos a los que les pagamos para que hagan mal su trabajo y nos traten aún peor que eso. Llegamos a Susques y nos alojamos en el Hotel Pastos Chicos.

 

Habíamos llegado cansados la noche anterior así es que a la mañana siguiente salimos

no tan temprano como hubiéramos querido rumbo a Purmamarca.

 


Un par de km más abajo del hotel está el pueblo de Susques, donde vimos esta singular capilla.

 

Empezamos el descenso desde los casi 3.800 msnm de Susques. Tuvimos que detener la marcha ante el paso de una tropa de llamas.

 

Unos metros más adelante el macho alfa de la manada cruzó la ruta delante nuestro a paso lento y cancino. No mostraba ningún problema de autoestima ni cosa que se le parezca.

 

A media mañana entrábamos a las Salinas Grandes.

 

Mástil con bandera argentina en una especie de obrador central donde hay máquinas que cortan bloques de sal, etc.

 

Todo de sal, la construcción, las mesas y las artesanías. Incluso las manos de los artesanos, que trabajan la sal a mano limpia y en pleno frío a pesar del sol.

 

Santi4WD entre los piletones de agua que se forman al sacar los bloques de sal.

 

Caminando por el salar.

 

Nos vamos de la salina, continuando el descenso.

 

La Cuesta del Lipán. Espectacular y pronunciado descenso siempre al lado de una gran fractura del terreno, con destino final la Quebrada de Humahuaca.

 

Unos km antes de Purmamarca un caserío con una hermosa capillita blanca a los pies

de un cerro completamente de color cemento.

 

Finalmente y ya sobre el mediodía llegamos a Purmamarca.

 

Todos caminando hacia la plaza.

 

Leonardo y Elda en una callecita de Purmamarca.

 

Famosa feria en la plaza de Purmamarca. Hermosa y única como siempre que hemos tenido oportunidad de visitarla. Había incluso un festival de música en vivo en una de sus esquinas.

Después de comer alguna que otra delicia regional emprendimos el tramo definitivo de regreso a casa, previa escala en un hotel de la ruta 34 en Sgo. del Estero, cerca de Colonia Dora.

 

Fin del relato de otro excelente viaje del grupo META, como siempre a partir de la investigación y detallada planificación de Horacio HORA4WD y el aporte de Leandro UY YU YUY, la búsqueda y reserva de alojamiento por parte de Romina, Gaby y Patricia. Conocimos lugares y gentes increíbles, superando largamente los 5.000 km de travesía sin problemas de ningún tipo. Gracias a todos los queridos amigos de este hermoso grupo de aventuras.

 

 

BONUS TRACK DE FOTOS “CON ONDA”

 

Apenas empezamos a subir Ciro empezó a sentir los efectos de la altura. Es notable como se la aguanta el niño y sigue adelante sabiendo que pronto se va a sentir mejor. Aquí Facundo dándole un poco de oxigeno (como siempre para estas travesías llevábamos un botellón por chata).

 

Cartel cerca de Tupiza con muy clara opinión acerca de las cuestiones territoriales.

 

Pared lateral del cementerio de Uyuni. Se ve que hay gente que la usa para prácticas que nada tiene que ver con el culto y respeto a los muertos (“PROHIBIDO BOTAR BASURA – PERROS”; “PROHIBIDO HACER BAÑO”).

 

El Raví Sri Sri Oscar Floyd en un momento de profunda meditación en pleno Salar

de Uyuni, ayudado por su fiel compañera color plata llena de un líquido que te hace

subir la temperatura y pasarla bien que se alcanza a ver entre sus piernas (petaca

con líquido espirituoso).

 

Lo particular de esta foto es que Leandro Uy yu yuy profesa una religión que no le

permite jamás en su vida tomar una fotografía (ja!). No obstante en esta travesía sacó varias, aunque a la familia, claro. Esperamos en los próximos años lograr que le saque a algún paisaje.

 

El fundador de estas poblaciones ubicadas hacia el sur del Salar de Uyuni tenía una clara percepción del futuro. Lo único que si hubiera acertado de país hoy por hoy le iría más que bien.

 

Centinela en un extremo del Regimiento de Infantería 27 del Ejército de Bolivia. Como dije en el relato, hay que tener mucha vocación para estar ahí.

 

Oscar entre las vías del tren que va desde Uyuni hasta Calama, en Chile. Impecable el estado de las vías en pleno desierto.

 

Facundo corrido por un tren.

 

Durante un tiempo la baca del tractor amarillo se convirtió en cesto de residuos. En el primer almuerzo en pleno salar de Uyuni Leandro ató la bolsa a la baca y como allá arriba no se veía o se confundía con otra cosa y estaba todo congelado por el tremendo frío, la paseé ahí por un par de días.

 

Patricia “tanteando el agua” en el piletón termal del géiser Tatio, en Chile.

 

“Rejas” en un restaurant con interior al aire libre en San Pedro. No creo que tengan aplicación práctica por estos lares.

 

                                                                                                                                  

 

                       Relató GCI 4x4 (08 de Octubre de 2012)     

 

 

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